lunes, 2 de julio de 2012

No es un cerro es una Silla.

Solo faltaba un pequeño toque, un lugar donde la inmensidad y hermosura de la cabeza se pudiese disfrutar sin tener que caminar en ella, solo abrir los ojos y deleitarse. Tomo un puño de arena cósmica y se la entrego al viento, diciéndole que divagara el punto, pero que tomara en cuenta la vista para hacer de tú casa un sitio para descansar.
El envolvió parte de su cuerpo con cada grano de arena, para navegar entre corrientes y así encontrar el sitio exacto para el deleite de su preciado amigo. Surco entre paisajes únicos, pero en ninguno de ellos encontraba la energía enriquecedora que necesitaba su casa. Decepcionado por no poder dar con el paradero apropiado decidió volver y hablar con El para disculparse, pero no se dio cuenta que sobrevolaba entre corrientes, chocando con ellas envio parte de su cuerpo junto con la arena al suelo, formando una falda montañosa que poco a poco se convertía en cerro, la arena que flotaba en el cielo se acoplaba con el resto, y lo hiso imponente y bello.
Decidió seguir el camino y comentar le la torta que había puesto.
Al llegar, antes de hablar le dijo -No te preocupes ya no importa, vallamos a ver como quedo eso- saliron ligero a ve la cosa esa, y al llegar este le dijo:
Te escucho en todas partes y sé que te tengo a mi lado, puedo ver completamente el principio y el final de la cabeza, deleitarme con el beso azul del cielo y el mar, y lo mejor de todo es que puedo descansar detallando la sintonía con la voz de Venezuela! Amigo mío no has puesto la torta, me regalaste la silla de la paz y lo posible.
Porque eso fue lo que me regalaste una Silla!.